CHALCO: ¿DÓNDE ESTÁ EL PROGRESO?

07/11/2011 - 12:00 am

Cada uno de los rincones de Valle de Chalco Solidaridad es un espacio que la violencia despiadada le robó a la prosperidad. Un solo ejemplo: en este punto del Canal General de la avenida Tezozomoc, en la colonia Xico, donde se esparce el recuerdo de 11 personas asesinadas con 70 balazos a la luz de las 4:30 de la tarde del pasado 8 de julio, debió haber estado la escuela primaria número 10 si el Programa Nacional de Solidaridad (Pronasol) –lanzado en 1991– se hubiera efectuado al pie de la letra.

Pero el reclamo, las dudas o ese “hubiera” ya no vienen al caso: informes de inteligencia de la Secretaría de Seguridad Pública Federal (SSPF) arrojan que la masacre se debió a que Valle de Chalco Solidaridad –el municipio fundado como símbolo de la prosperidad hace 20 años por el entonces presidente Carlos Salinas de Gortari– es una de las plazas más atractivas para el narcomenudeo. Es un mercado de 300 mil habitantes sobre un terreno de 46 kilómetros cuadrados, en disputa entre la célula llamada “Los Caballeros Templarios” y Los Zetas. La violencia permea.

–Ahí mismo los mataron. No dijeron palabra, nomás dispararon– suelta un habitante de esta colonia mientras señala la escena del crimen. Es posible imaginar cómo se veía este espacio con 11 personas puestas como borregos de sacrificio. Otros vecinos cuentan que cuando llegaron los agentes de la Procuraduría de Justicia del Estado se encontraron con un enjambre de moscas sobre sangre seca, en los cuerpos corrompidos por el sol de la tarde.

 

De quién es Valle de Chalco

En estos días no se sabe de quién es Valle de Chalco Solidaridad. Pero se sabe bien que le perteneció a Javier Monroy Flores, “La Paca”. Este hombre fue militar y estuvo adscrito al Segundo Batallón del Cuerpo de Guardias Presidenciales. Quiso el destino convertirlo en dirigente de la célula de “Los Caballeros Templarios” para que resguardara Valle de Chalco de “Los Zetas”.

Todo eso se sabe porque “La Paca” fue detenido en julio pasado. Se le adjudicó la masacre de la colonia Xico. Una ficha, asentada en la Procuraduría General de Justicia del Estado de México, dice de él que desertó del Ejército en 2010 y eligió venderle droga a la tropa.

Pero eso no se sabía. Porque en principio, la masacre del 8 de julio fue atribuida a Pedro de Jesús Ramírez, alias “Peter”, y esa atribución se debió a que el poderío de este hombre era notable aquí.

Días después de la masacre de la colonia Xico se le vio defenderse a balazos, rodeado por siete hombres, evadiendo el cuerpo entre los carros estacionados en el súper Soriana del barrio La Conchita en Chalco, el municipio vecino. De nada valieron esos 15 minutos invertidos en la defensa de Valle de Chalco. Esa tarde, cayó abatido. Junto a él, también cayó el cuerpo de Morgan “Roqui” Hernández Vázquez, su escolta y copartícipe de todo el negocio.

El imperio de “El Peter” en Valle de Chalco empezó con algo simple: el cobro de piso a los empresarios de eventos musicales. Les ofrecía protección cuando amenizaban fiestas de quince años o bodas.

Su caso tenía el aderezo de la ingenuidad. Dicen informes de inteligencia dados a conocer por la SSPF que le interesaba que en Valle de Chalco la fiesta no parara. Por eso se encargaba de que transcurrieran en paz. Llegó a cobrar 10 mil pesos por evento.

Acaso el sentir que adquiría poder o simple inercia, pero pasó de la extorsión a la distribución de droga. En seis meses, secuestraba. Después, cualquier banda de robo de vehículos y narcomenudeo le rendía cuentas precisas.

De cómo un hombre con sólo siete individuos a cargo se apropió de un territorio se explica si se considera que elementos de la policía ministerial operaban a su favor; por ejemplo, Pablo Martínez Guzmán, quien fue detenido el 15 de mayo.

Y aunque aquella tarde “el Peter” fue abatido, la extorsión continuó en Valle de Chalco Solidaridad. Fue aquí cuando se supo que en realidad no era el jefe. En este punto de la historia apareció “La Paca” para darle el poder a otro: Miguel Ángel Islas García, “El Paisa”. A “La Paca” y “El Paisa” los detuvieron en el mismo operativo, 10 días después de la muerte del “Peter”.

No se sabe de quién es Valle de Chalco Solidaridad en estos días. Las muertes, las extorsiones, el desasosiego no han parado.

 

Valle de Chalco era otra cosa

La esperanza y la frustración se han encadenado en este que llegó a ser el asentamiento irregular más grande América Latina. Según el censo de 1980, aquí vivían más de 300 mil personas sin energía eléctrica, drenaje, pavimentación, clínicas, escuelas, mercados ni transporte público. En las elecciones de 1988, el Partido Revolucionario Institucional, en el poder en ese entonces, obtuvo en esta tierra pedregosa sólo 28% de sufragios del padrón federal, y la opción de izquierda que representaba el Frente Democrático Nacional, con Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano como candidato, logró 63 por ciento.

Algunos especialistas han puesto este antecedente como el motor para que el ex presidente Salinas de Gortari lanzara el Pronasol justo aquí.

Lo cierto es que Valle de Chalco Solidaridad nació como municipio en 1991, en el tercer año salinista, con 15% del presupuesto etiquetado para el Estado de México, de acuerdo con el primer informe de gobierno del primer presidente municipal, Marco Antonio Tapia Sánchez.

También es cierto que todo se volvió más habitable. Cuando en 1990 el Papa Juan Pablo II ofició aquí una misa al aire libre, se paró en un campo terregoso. Para 1992, Valle de Chalco había nacido por completo. Había luz y agua. Banquetas y avenidas. No hubo sosiego para construir: surgieron decenas de escuelas con baños, pizarrones y canchas deportivas. Era “la cuna de la solidaridad”, el programa importado de Polonia. Chalco y su esperanza estaban en la radio y televisión con una frecuencia inusitada para una administración federal. Se calcula que se transmitieron 230 horas por año de publicidad de Pronasol, todos relacionados con Valle de Chalco.

 

En 2011, Valle de Chalco Solidaridad, con sus 332 mil habitantes, no es ejemplo de progreso. Ni del desarrollo urbano. Ni del abatimiento de la pobreza. Más bien, cumple con los índices de la Organización de las Naciones Unidas como una de la zonas más pobres del mundo en parámetros de África y Centroamérica.

El reporte Conacyt, “Migración, Trabajo y Redes Sociales en Valle de Chalco”, documentó que hay sólo 12 unidades médicas y 90 médicos, una universidad pública, siete bachilleratos, cuando la mayor parte de los ciudadanos son jóvenes de entre 10 y 30 años.

Hoy se encuentra inundado. En febrero de este año se produjo una lluvia atípica que rebasó el drenaje, en abril el río La Compañía desbordó sus aguas negras por fisuras agravadas por el huracán Dean. Y cuando el agua empezaba a bajar, llegó Jova y volvió a anegarlo todo.

Hay algo celebrativo en los habitantes de la colonia Xico. Dicen que no los ha matado ni líos de violencia, ni la pobreza ni el huracán. Dice una mujer: “Hay que ver que se sobrevive”.

 

No hay un índice que calcule el miedo. Pero ese se siente si a Valle de Chalco se intenta viajar desde la estación del metro La Paz. En el tramo que surge de La Virgen, ubicada en la zona limítrofe de Iztapalapa, ya no hay transporte. “Es que en ese tramo matan”, resume un hombre que conducía un colectivo.

La masacre del 8 de julio confirma que más vale no atenerse a las casualidades que tiene la vida. Un menor de 17 años de edad, sobrevivió y pudo contarlo todo. Dijo que los levantaron en un bar, pero que sólo cuatro de los once vendían droga. Los otros siete –él, entre ellos– eran hombres que aquella noche habían salido y estaban por ahí. No les dijeron nada. Los subieron a un carro negro y los bajaron aquí, en estos montículos de piedras, donde de acuerdo con el plan de Pronasol se construiría la escuela Primaria número 10.

 

Qué pasó aquí

¿Por qué Valle de Chalco resulta atractivo para el delito bajo organización? ¿Por qué, si este territorio fue seleccionado para emprender un programa social, a semejanza de poblados modelo de Europa, no dio los frutos esperados?

Valle de Chalco Solidaridad no es un campo fértil donde puedan cultivarse estupefacientes, ni siquiera un paso que resulte estratégico para el trasiego. Está en medio de la zona metropolitana, sobre mantos freáticos contaminados casi en 40%, según un diagnóstico de Organismo Público Descentralizado de Agua Potable, Alcantarillado y Saneamiento. El Banco Mundial ha pronosticado para este municipio el hundimiento paulatino si el tratamiento de estos mantos continúa degradándose como hasta ahora.

Según el arqueólogo Jaime Noyola Rocha, cronista del municipio, el Pronasol aquí no funcionó porque a pesar del dinero invertido y 16 mil comités de trabajo, no hubo generación de empleo.

Para el investigador Miguel Ángel Vite, coautor del estudio “Qué solos están los pobres; neliberalismo y urbanización popular en la zona de Valle de Chalco”, la inseguridad fue generada justo por la falta de empleo. “El problema no es resultado del reparto del territorio chalquense entre narcos y sus menudistas; sino que existe un deterioro del nivel de vida de sus habitantes, que se han visto afectados por situaciones de desempleo y subempleo”.

Según este experto, graduado en Sociología en el Programa de Bienestar Social y Desigualdades Universidad de Alicante, España, la economía informal es una elección en este municipio. La describe como un universo complejo de actividades ilícitas, en la que podría ubicarse la venta de estupefacientes.

–¿Y la violencia? ¿Qué la azuzó?

“La aplicación de la ley mediante la fuerza pública ha mostrado la crisis de un vínculo basado en beneficios mutuos entre autoridades y delincuentes”, dice Vite.

Desde los 80, cuando empezó a poblarse, este valle se configuró como una zona en la que el delito podía ser inadvertido sólo por su densidad de población. La explicación la esboza Martín Barrón, investigador del Instituto Nacional de Ciencias Penales (Inacipe). “Sólo por esta razón demográfica Valle de Chalco Solidaridad resulta un callejón adecuado para que crezca la delincuencia no sólo común, sino organizada. El delincuente aquí puede pasar inadvertido”.

 

Se acabó la esperanza

Un comité de ciudadanos, entre ellos el arqueólogo Jaime Noyola Rocha, quiere que a Valle de Chalco Solidaridad se le cambie el nombre por el de Valle de Xico. Uno de sus argumentos es que aquello fue una moda, un mero nombre que provenía de las aspiraciones políticas del entonces Presidente de la República. La propuesta se encuentra en el congreso del estado. Mientras, una lluvia pertinaz continúa como si anunciara que jamás dejará en paz a este suelo.

 

 

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